Susurros que se convierten en roces que se deslizan hacia todo aquel que los desee oir.
Voces que se arrastran profundas y se transforman en gritos ahogándose en la rabia e impotencia del que nada puede cambiar.
Juntos cabalgan hacia la lejanía de un horizonte sin fin.
Amiga … te fuiste montada en un corcel negro atravesaste la oscuridad de la noche los campos grises. ¡qué tristeza sin tí!
Ya estás en la otra orilla mi sol ya no brilla y nubes cargadas de lluvia se arrastran hacia mí.
Amiga … consuelo de mis penas consejos hasta rayar el alba tú siempre estabas abriéndome el alma.
Tus palabras cargadas de esperanzas de cariño, tus reproches de paciencia ante el derroche de mi imaginación se quedaron calladas.
Musitando tan solo un adiós que llega a mis oídos vestido con la dulzura de tu voz
Y mi rencor y mi rabia se queman en la hoguera de la desesperación ¡no es justo que te fueras, no, aún no!
Sé que allá escondido entre campos de lirios estará tu corazón tus sueños, tus delirios ya tienen otro dueño con o sin razón.
Y ese mar que tanto adorabas orgulloso de que su nombre llevaras me trae la dulce canción de tu entereza y tus ganas “sé que podéis”, “sé que lo hareis”.
Amiga… ahora tu mar es mi mar a través de mis lágrimas te busco entre sus olas y en la arena escribo una y otra vez aquella frase que dijiste una vez ¡aunque me vaya jamás estarás sola!
Dedicado a Zaidena, Mar, amiga del alma. 02/09/2010 Hoy al fin pude llorar.
Se encontraba al borde del abismo. Miró hacia abajo. No alcanzaba a ver el fondo. Sacó un cigarrillo. Cuando iba a prenderlo, su hijo apareció como por arte de magia: - ¡No, papa, por favor! El niño tropezó y aquella negrura infinita lo absorbió rápidamente. Miguel pudo atrapar sus rizos en un desesperado intento por evitar su caída pero cuando miró de nuevo, éstos habían quedado prendidos entre sus manos. ¡Ya no veía al niño! Sin pensarlo dos veces se lanzó al vacío para rescatarlo. En su caída veía a su hijo multiplicarse miles de veces. Las paredes eran espejos y en ellos se reflejaba la luz en intensos colores. Veía a su hijo de nuevo. El niño era a la vez rojo y violeta, amarillo y verde, azul y negro. El iba golpeándolos todos con sus manos, sin importarle el dolor, tratando de encontrarlo. Las manos se le iban desgarrando junto con su ropa. Recordó que el dolor tenía su propio color, el negro. Desesperado, rompió con los nudillos ese cristal y de nuevo la oscuridad atrapó la luz pero antes pudo coger a su hijo entre sus brazos. Ahora caían juntos en una vertiginosa carrera hacia ninguna parte. Gritó con todas sus fuerzas hasta que se despertó. ¡Era una pesadilla!, pero a pesar de tener los ojos abiertos todo le parecía tan real. Sintió el calor de aquel pequeño cuerpo a su lado y se pegó aún más a él. Dormía plácidamente y en su boca se dibujaba una sonrisa. Ahora sentía fuerzas. Lucharía por ese niño de sonrisa triste y palabras maduras.
Maldigo aquella noche la primera y todas las demás en las que te veía sigiloso entrar en aquella habitación donde estaba mi hija siendo yo tu compañera.
Princesa callada y triste nunca supe leer tus labios apretados ni interpretar tus gestos cansados
Es caprichosa chiquilla no la supe educar quizás es la pubertad que en sus ojos brilla cuando veía una lágrima resbalar por tus mejillas.
Razón y locura cabalgaron juntas estrecharon sus lazos y se fundieron en la delgada línea que las separaba de ese abismo de horror donde habitaba tu corazón.
Y se atrevió a mancillar ese pequeño cuerpo convirtiéndolo en un lodazal de sentimientos
Tu mirada a hurtadillas con la cara enrojeciendo tus arcadas matutinas no eran caprichos de niña porque estabas envejeciendo.
Mi alma quiero romper en jirones para poder vestir tu piel y sanar tus heridas aunque se me vaya la vida merezco beber esta hiel por no haberte comprendido por haber creído en él.
Existe una realidad ahí en alguna parte a la que yo debo encontrar y enfrentarme.
El eco de tus pisadas en suelos ya mojados tus brazos, tus ojos y tus manos por otros caminos fueron y ahora llegaron hasta mí.
Un muro se estremece y tiembla lágrimas que por él se deslizan hacia la tierra donde un lecho mullido de hojas las acaricia y absorbe.
Pensamientos que se atropellan y enredan entre sí en ese lado oscuro de la mente donde todo se agranda y ¡crece! y se multiplican por mil razones que ni existen
Donde los porqués que no obtienen respuesta se inventan en la sospecha cruel y cierta de que tu ternura y pasión puedan ser una farsa fría y quieta.
El corazón busca una salida y escapando de esa incertidumbre con ilusión desmedida se abre pasión y ansias contenidas con fuerza salen golpeando sin tregua a su enemiga que al fin ¡muere!
Y por eso, yo estoy ahora aquí decidida, paciente y buceando en la pupila azul de ese mar inmenso que son tus ojos veo una luz, allá a lo lejos y sin dudarlo un solo instante ¡en ella me sumerjo!
El amor pasa por este corazón dolorido abriéndolo al éxtasis de todos los sentidos.
La dulzura de tu recuerdo me empuja y mis pasos se encaminan rápidos hacia esa .. otra vida que intuyo existe llena de sensaciones intensas plena de belleza.
Mas a veces el tiempo es lento y son muchos los momentos en que la impaciencia me devora y con esa rabia que me domina se convierten las horas en rutina monótonas y tristes y es entonces cuando ese amor me duele. me estremece me hiere.
Los deseos de tenerte superan a la cordura y la razón entra en la locura del miedo a perderte y los demonios llegan hundiéndome en la amargura su espada me atraviesa profundamente.
Nada ni nadie los detiene traspasa límites cruza fronteras territorios prohibidos rompiendo barreras
Son instantes de desazón y en ellos yo me pregunto ¿es esto amor o acaso vivo en una obsesión?
Ahí donde tú existes irrepetible en esencia sugerente en movimientos seductora presencia
Asomando entre ramas de terciopelo te vistes de infinitos colores explosión de luces en los atardeceres lágrimas de rocío al alba que tus pétalos acaricia para los ojos eres delicia reina de las flores
Brillas eterna en todas las fiestas derrochas elegancia llena del aroma de tu fuego y allá en el duelo del triste llevas a sus ojos el consuelo con tu alma blanca.
Ay de quien te tome sin delicadeza entre sus dedos ávido e insensato en sus deseos de poseerte apartar de la tierra las raíces sin admirar tu belleza porque las espinas serán la cruel defensa de aquel que hiere el jardín que tu dominas.
Rosa, mi rosa azul o roja para mí serás siempre ¡la más hermosa!