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domingo, 20 de diciembre de 2009

ALCANZAR LOS LIMITES (Microrelato)



Todo daba vueltas. Estaba aturdido. Richard tardaba demasiado en tapar el agujero. El cuerpo se resbalaba. La lluvia caía implacable. No quería tocarlo. Le di un puntapié y evité su caída.
- Por Dios, ¡date prisa hombre!
- ¡Maldito imbécil!, me respondió.
Nadie sospecharía de mí por eso Yo era el tipo raro al que todos evitaban. Nunca podrían imaginar lo que se les avecinaba.
Llevaba trabajando en mi descubrimiento dos malditos años. Nadie quiso escucharme. La dirección me negó la subvención. Era cuestión de días hacer realidad mi sueño: ¡regreso a la vida! Por fin cargamos al muerto y lo llevamos al Laboratorio.
Sentí un escalofrío al tocarlo. Inyecté la solución y esperé pero me quedé dormido.
Un susurro a mis espaldas. Unos pasos. Giré la cabeza. Mi grito se ahogó en la fuerza del golpe. Antes de caer pensé que había jugado a ser Dios.

lunes, 13 de abril de 2009

Vacío




Cuando te fuiste de mi lado no lloré. Me ayudó la rabia al recoger tu diagnóstico: ¡Metástasis!
La frialdad e indiferencia entraron en mi corazón y como en un cristal golpeado con fiereza, se quedó allí fragmentado en miles de pedazos y atrapado en él, mi dolor se congeló. Dos meses después te llevé flores del campo, descuidado por tu ausencia. Los recuerdos pasaban por mi mente.
Días enteros abrazando la esperanza.
Tu mirada vidriosa. Decían que dormías pero yo veía una lágrima brillar que a veces resbalaba por tu cara.
Tu fuerza desprendiéndose de ti, haciéndote prisionero del desaliento y esclavo de tu enfermedad.
Ahora me paseo entre tus árboles y cuando llueve, del olor a tierra mojada se desprende el aroma de aquella colonia que usabas.
Rescaté la carta que te escribí de niña.
Cuando es de noche miro al cielo. ¿Será verdad padre que ahí estás tú?