
Se desvanecen los momentos
en la noche callada y triste
que oscurece el dominio
de la mente que respira
en lo más hondo
en la caverna oscura
de la locura y del dolor.
Gastado cuerpo que se consume
envenenada su esencia
rancio ya su perfume
y deformes los rasgos.
Cansado letargo que no acudes
y en tu ausencia
la caída se acelera
en esa escalera de horror.
Apagaron su luz las estrellas
y el viento silbó su huella
entre los restos de la razón
despojando del último vestigio
a un gastado corazón.
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