Susurros que se convierten en roces que se deslizan hacia todo aquel que los desee oir.
Voces que se arrastran profundas y se transforman en gritos ahogándose en la rabia e impotencia del que nada puede cambiar.
Juntos cabalgan hacia la lejanía de un horizonte sin fin.
Como cada noche me buscas sin pensar si puedo o no estar dispuesta
Es ya una obligación darte la satisfacción como respuesta.
Calladas sombras son testigos de silencios en mi alma escondidos
Y todas las mañanas seco la almohada de lágrimas mojada.
Mis sentimientos me devoran mis pensamientos se arrastran hacia otro lugar.
Un ayer cercano y a la vez distante atrapa mi corazón en cualquier instante.
Es mi castigo seguir contigo cabalgar juntos por un camino que no quise torcer.
Y cuando la razón traspasa los límites de la cordura el presente se hace locura atado a otra imagen a otro anhelo por el que aún muero aunque tú no lo quieras ver.