En mis sueños apareces
y me hablas en susurros
que son para mis oídos
¡delicias!
De mi mente
te vas apoderando
y con suavidad me acaricias
lentamente.
Yo, esperando,
me estremezco
al sentirte
En voces te conviertes
y sobre mí te deslizas.
Yo, impaciente.
Las cenizas del ayer
conviertes,
en fuego que se eleva,
en recuerdos
que se sublevan.
Mi memoria es
como un volcán que arde,
nube que se evapora,
tormenta que se transforma
en huracán que absorbe,
todo lo que toca.
Un lamento que se pierde
en la lejanía
y entre calladas sombras
se oye su cántico,
su letanía.
Benditas las horas
que cabalgan en la noche
queriendo alcanzar la luna
y besarla,
en un inmenso cielo
de estrellas aún por brillar.
Tu sombra ensanchada,
alargada a veces,
siempre va conmigo.
Y en mi mundo de sueños
¡se pierde!
Trato de atrapar los hilos
de la marioneta que
ante mí, baila.
Pero en su compás fiero
huye, ¡se escapa!
Invisible manto
de las hojas
que de los árboles
caen,
en un otoño de colores
¡ávido!
Gotas de rocío en las flores
que su sed sacia.
Alameda poblada
de grandes acacias.
Inmenso mar
que refleja en sus aguas
una tormenta
que poco a poco,
¡estalla!
Con tu brisa, abrázame.
Con la lluvia de tu inspiración,
y me hablas en susurros
que son para mis oídos
¡delicias!
De mi mente
te vas apoderando
y con suavidad me acaricias
lentamente.
Yo, esperando,
me estremezco
al sentirte
En voces te conviertes
y sobre mí te deslizas.
Yo, impaciente.
Las cenizas del ayer
conviertes,
en fuego que se eleva,
en recuerdos
que se sublevan.
Mi memoria es
como un volcán que arde,
nube que se evapora,
tormenta que se transforma
en huracán que absorbe,
todo lo que toca.
Un lamento que se pierde
en la lejanía
y entre calladas sombras
se oye su cántico,
su letanía.
Benditas las horas
que cabalgan en la noche
queriendo alcanzar la luna
y besarla,
en un inmenso cielo
de estrellas aún por brillar.
Tu sombra ensanchada,
alargada a veces,
siempre va conmigo.
Y en mi mundo de sueños
¡se pierde!
Trato de atrapar los hilos
de la marioneta que
ante mí, baila.
Pero en su compás fiero
huye, ¡se escapa!
Invisible manto
de las hojas
que de los árboles
caen,
en un otoño de colores
¡ávido!
Gotas de rocío en las flores
que su sed sacia.
Alameda poblada
de grandes acacias.
Inmenso mar
que refleja en sus aguas
una tormenta
que poco a poco,
¡estalla!
Con tu brisa, abrázame.
Con la lluvia de tu inspiración,
poséeme.
Con esos versos que queman,
Con esos versos que queman,
bésame.
Pero déjame alcanzar mi pluma
y convertirte en poema.
Pero déjame alcanzar mi pluma
y convertirte en poema.
4 comentarios:
Hola Ascen: Bello poema de amor, con la suficiente intensidad para llenar de alegría los corazones. Me alegra que hayas abierto tu blog en blogspot. Un beso. H.
Homero... ¡que bueno que viniste!.
Me alegro que el poema llene de alegría los corazones. Y sí, aquí estoy. Un beso. MA
Veo que alcanzaste la pluma, enhorabuena
Mistral.. gracias por venir. Un beso: Ascen.
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